viernes, 8 de junio de 2018

Nothing remains but the raindrops. Rseña Perpetual Night.


     CRÍTICA L.D.

Material a pulir: Perpetual Night, disco “Anâtman” (2.018).
Banda procedente de: Granada.
Fundación: 2.012
Estilo: Death Metal Melódico
Discografía:
"Voices of the Apocalypse"  EP  2.013
"Mastery of god"  EP  2.016
"Between light and darkess"  Recopilatorio  2.017
"Anâtman"  LP  2.018
Sello discográfico: Wormholedeath.
Agencia management: Kaamos Tour.
Autor de la reseña: Antonio Gil.


     Desde Granada nos llega a Esquirlas de Metal el primer larga duración de Perpetual Night. Ya le veníamos siguiendo la pista desde que lanzaran "Between Light and Darkness", que recopilaba sus dos primeras demos más un tema nuevo que da nombre a la compilación.
     Hay una evolución evidente desde sus inicios, influenciados por el black metal sinfónico de Dimmu Borgir, hasta la actualidad, donde siguen los pasos de bandas como los primeros In Flames, Dark Tranquility, Insomnium o Be'lakor.
     ¿Qué nos encontramos en Anâtman? Ocho canciones muy trabajadas de death melódico o melodeath, si se prefiere, con ciertos toques precisos de doom y sinfónico y que entran a la primera escucha. Lo ha sacado el sello internacional Wormholedeath. La mezcla y la masterización han corrido a cargo de Carlos Santos y Jens Bogren (Opeth, Dark Tranquility, Amon Amarth, Myrath, entre otros), respectivamente. Con este equipo, ¿qué puede salir mal?

"¿Qué nos encontramos en Anâtman? Ocho canciones muy trabajadas con ciertos toques precisos de doom y sinfónico y que entran a la primera escucha."

    El primer tema del álbum, "Anâtman", es el que le da título al trabajo y, como ellos mismos se han encargado de decir, es toda una declaración de intenciones. Tanto, que ha sido elegido como single para presentar el plástico. El videoclip ha sido grabado entre Sierra Nevada y Guéjar Sierra y el resultado, espectacular.
Abre un riff de guitarra pausado y adictivo al que progresivamente se van añadiendo el resto de instrumentos. Unos susurros nos sumergen en una atmósfera sugerente hasta que la voz César cala como un aguacero. Se trata de un registro potente, con personalidad. Durante los casi ocho minutos que dura el corte los de Granada nos ofrecen una suerte de poética sobre la insustancialidad y la pérdida del ego.
     "Wild" lo tiene todo para ser un posible segundo single, garra, riffs incendiarios y a la vez esas melodías pegadizas que difícilmente saldrán de tu cabeza. También su duración, unos cuatro minutos que parecen muchos menos. Tras un comienzo vertiginoso y salvaje que puede recordar a Amon Amarth, un interludio más pausado desemboca en el riff principal. A destacar, un solo de guitarra de lo más clásico.
     En "The Howling" colabora la también granadina Raquel Eugenio. Quien esté puesto al día en redes sociales sabrá que es una habitual de Youtube, medio donde realiza versiones de grupos como Marea o Celtas Cortos. Es conocida también como Xana Lavey en el disco tributo (úsese la preposición que convenga) Mägo de Oz. El resultado de la excelente voz de Raquel en comunión con los guturales de César es magnífica, un armonioso contrapunto esencial para describir una atmósfera rica en sensaciones encontradas. Tiene momentos que recuerdan a Omnium Gatherum, Lacuna Coil o Amaranthe en el empleo de sintetizadores. Al igual que en "Wild", nos presenta un solo muy clásico, con el que termina.
     "Nothing Remains" arranca con un riff arabesco y con la batería entrando poco a poco hasta que rompe César con sus alaridos. Personalmente es un tema que me recuerda a su primera etapa, en la que eran más fieles al black sinfónico. El estribillo deja un mensaje muy claro “No hay dios que juzgue mis pecados, ni moral, ni sentimientos, nada queda” Con este panorama, qué legado dejar si no “huesos en un recipiente vacío” Ni la muerte importa. A partir de este tema el disco se vuelve algo más doom. Brillante el trabajo de las guitarras, una vez más.
     "His darkness" empieza melódica y pausada, luego se va volviendo cada vez más densa, adentrándose en un sendero oscuro con la única luz de referencia en la batería de Osckar Bravo. En el estribillo, Ramírez juega con las voces provocando un resultado muy efectista.


"Puedes sentir la lluvia en mitad de la noche resbalar por tu rostro, primero lenta, después con más intensidad conforme la música se va desarrollando . Estás solo completamente. Pesa el silencio."

   "Raindrops" es una de mis favoritas. Doom en estado puro. Relajada y atmosférica, progresiva, evocadora. Puedes sentir la lluvia en mitad de la noche resbalar por tu rostro, primero lenta, después con más intensidad conforme la música se va desarrollando . Estás solo completamente. Pesa el silencio. Llama la atención el empleo de sintetizadores pasado la mitad del tema que recuerdan a la escena de la bañera de la película Psicosis de Hitchcock, justo después de otro solo bien ejecutado, momento de inflexión que conduce nuevamente al estribillo.
   "Unpronounced words" vuelve a recuperar la intensidad que había quedado difuminada en el corte anterior. No obstante, el estribillo sigue conservando elementos doom. La presencia de los teclados casa genial con la atmósfera que se desprende. ¿Otro single? En su web ya se comercializan camisetas con el título de la canción.
       "Absense of reality" se desmarca un poco de las siete canciones anteriores en cuanto a temática se refiere. Si antes hemos hablado de la ausencia del yo, de la soledad y de la aceptación de la muerte aquí encontramos una reflexión sobre las mentiras de la realidad y la decepción como resultado final de la ausencia de la misma. Musicalmente es el tema más alambicado, progresivo y más personal de los ocho y quizá sea una pista del camino a seguir en el futuro.


    En definitiva, estamos ante un excelente disco debut donde Perpetual Night han sabido conjugar fuerza y melodía a partes iguales, han creado sutiles atmósferas y han mostrado, sin temor alguno, cuáles son sus influencias. Es posible que el disco baje en intensidad a partir de "His Darkness", pero no de calidad. Es más, estoy seguro de que recordarás y silbarás pasajes enteros con ta solo una escucha.
    Las guitarras de Raúl y César son protagonistas en todo momento y nos dejan grandes solos a lo largo de la obra. Las baterías de César suenan contundentes y agresivas y el bajo de Carlos es fundamental para lograr esos pasajes y atmósferas tan sugerentes con el refuerzo de los teclados.
    La ardua tarea viene ahora, superar este debut no va a ser fácil pero dejemos pasar el tiempo. Ahora toca defender esta obra sobre los escenarios entre todos, los hijos de Kaamos.

     Antonio Gil.

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