jueves, 7 de marzo de 2019

Feel Under Fire Attack!


     Bullet + Wild Krash. Sala Even, Sevilla (28/02/19) 


Teloneros: un telonero es un artista o banda que actúa antes de la atracción principal de un concierto o actuación, con el propósito de preparar a la audiencia para ser más receptiva al artista principal.

     El pasado día 28 de febrero, día de Andalucía y puente en la Comunidad Autónoma, tuvo lugar, en la Sala Even, el concierto de Bullet con Wild Krash como teloneros, dentro de la gira Heavy Metal Attack!!, la cual les ha llevado a varias ciudades españolas, desde Vitoria hasta Almería, pasando por Salamanca o Madrid y haciendo escala en Sevilla.
    Aunque nos habían avisado de que serían estrictamente puntuales, no pudimos resistirnos a unos chupitos exprés, y de manera totalmente clandestina, cuando íbamos de camino a la sala. Ahora, tocaba correr para llegar a tiempo; una vez allí....nadie, no había nadie haciendo cola o esperando a sus colegas en la puerta para entrar todos juntos. Era una imagen desoladora, un páramo del metal, no había ningún concierto o fiesta en las otras dos salas situadas al lado y todos los bares de alrededor cerrados. Para una vez que decido portarme bien y dejar la petaca en casa y ya la estaba echando de menos.
     Tal y como nos dijeron, a las 21:30 daba comienzo el espectáculo del grupo local Wild Krash, a las 21:32 yo me encontraba entrando por la puerta y a las 21:38 ya me estaba arrepintiendo de haber ido. Sonido atroz, molesto para los oídos, descoordinación por parte de los miembros, mezcla rara, uno que va de punky pero toca heavy, otro que no paraba de desafinar y un tercero que se dedicaba a dar monólogos, todo un despropósito que no había por donde cogerlo...
Si estás leyendo esto y no fuiste al concierto, probablemente te estés alegrando por lo que te perdiste; pero si eres de lo que tuvieron la suerte de asistir, estarás diciendo “¿pero qué diantres está hablando esta tipa?”. Pues sí, persona que no acudiste a tan importante cita, te perdiste dos señores conciertos.


"Wild Krash ejercieron como unos teloneros de excepción, insuperables. Levantaron al escaso público desde el primer tema. La entrega tanto del grupo como del público fuera total."

   Wild Krash ejercieron como unos teloneros de excepción, insuperables. Levantaron al escaso público desde el primer tema, y es que en la sala, a pesar de una oscuridad más oscura de lo normal que casi te impedía ver a quién tenías al lado, cosa que a veces se agradece, se vislumbraban apenas unas cuarenta personas; pero eso no fue impedimento para que la entrega tanto del grupo como del público fuera total. Si las bandas principales necesitan un concierto completo de sus teloneros para calentar el ambiente, en esta ocasión solo se necesitó un tema para calentar el ambiente de los teloneros que calentarían el ambiente de la banda principal, y por si te has perdido: que son la caña desde el minuto uno. “Sons of the night” abría el show para deleite del público y yo celebraba la aclamada “Hard Liquord” Jack Daniels en mano. 


     Temazo tras temazo lo iban dando todo sobre el escenario. También hubo tiempo para contar, por parte de Johnny y con todo el arte, una serie de catastróficas desdichas ocurridas durante la gira. ¿Qué cuáles fueron y qué les ha pasado? Aaaah, haber estao. Kanina también aprovechó para, a modo de monólogo, realizar agradecimientos varios con una duración de una canción aproximadamente, pero que se hizo bastante ameno. Una sirena daba paso a uno de los temas más cañeros y conocidos por el público, “Under fire”; la locura se desata frente al escenario y tras el solo de guitarra de Viko que nada tiene que envidiar a músicos de renombre, el público comienza a corear el estribillo con sus “oi, oi, oi” muy a lo AC/DC en TNT. 



    Como buen punk que es Johnny, no faltó tema de los Sex Pistols, la canción elegida fue “Bodies”, que pese a ser de estilo diferente al que ellos tocan, la llevaron a su terreno y aprobó con sobresaliente; para este tema no dudó en salir al escenario a cantar Gustav Hector, bajista de Bullet. Y llegó el final con “Road for hell” y una vez más, no les importó el poco público allí presente para casi dejarse la piel sobre el escenario, para descargar una buena dosis de rock&roll y al Kanina, para tocar la batería como nunca lo había visto, como diría él: “leña marismeña”. Brutal. Son energía pura.


    Cambio de bandas y toca salir a tomar un poco de aire. La situación fuera sigue siendo la misma, todo cerrado. La opción de una segunda cena queda descartada. No muy lejos de allí descubren un bar abierto, la competencia pretende boicotear una vez más mi crónica engatusándome con comida y bebida, casi estuvo a punto de conseguirlo, pero mi sentido de la responsabilidad me llevó a dar media vuelta y correr una vez más hacia la sala, ya dentro pensé que me había equivocado de sitio, o más bien de época. Bullet, grupo sueco fundado, aunque no lo parezca, en 2001, ya estaba sobre el escenario, pero yo sentía que había viajado en el tiempo y que me encontraba en un local de los años ´80. Su música te transporta al Heavy más clásico, hecho que acompañaban con su indumentaria y cortes de pelo, flequillos, tachuelas y las J'Hayber blancas pero a la par mugrientosas curtidas en mil batallas conciertales.


    En esta ocasión, también el Hombre-pantalla (personaje que ya apareció en la anterior crónica que se supone has leído o irás rápidamente a leer para saber más sobre él) se encontraba abarcando toda la primera fila y el campo visual desde la mitad de la sala, por lo que me fui a disfrutar del concierto desde atrás, acompañada de algún chupito. El número de asistentes no aumentó con la actuación del grupo principal, es más, incluso fue a menos; me consta que vino gente de Extremadura a verles, se identificaban bien porque se sabían todos sus temas. Aunque no hay mucho que destacar de su música en cuanto a estilo, el Heavy Metal más clásico, sus temas se disfrutaban bastante, con estribillos muy pegadizos, fácilmente cantables y muy fácilmente inventables por mí, cosa que agradezco a la hora de cantar canciones que no me sé. 



    Los miembros del grupo se mostraron muy cercanos, interactuando en todo momento con el público. Me gustaría decir que uno de los guitarristas era Ozzy Osbourne de joven y que el bajista tenía toda la cara Benny Hill después de una estricta dieta, pero mejor no, porque leerán la crónica y no quiero que se molesten que tenían caras de buena gente, aunque para nada es mi intención. Tocaron bastantes temas, según pone en el set list... una energética “Speed and Attack” con la que abrían el concierto, la contundente “Fuel the fire” o la rompedora “Bite the bullet” con la que terminaron el espectáculo y la cual todo el mundo cantó hasta enloquecer, poner la sala patas arriba y desfasar hasta el amanecer; bueno, vale, lo he exagerado un poco, fue un fin de fiesta correcto. En la retaguardia se debatía sobre si sonaban más a Accept o Judas, lo cierto es que son Bullet, que tocan ese estilo clásico que no pasa de moda ni te cansas de escuchar, pero que consiguen darle su propia identidad y carisma que gusta desde el primer momento.


"En la retaguardia se debatía sobre si sonaban más a Accept o Judas; lo cierto es que son Bullet, que tocan ese estilo clásico que no pasa de moda ni te cansas de escuchar, pero que consiguen darle su propia identidad y carisma."

    Una vez todo había terminado, los músicos de ambos grupos estuvieron por la sala haciéndose fotos y charlando con el público. El buen rollo de todos ellos y entre ellos era evidente. Desde aquí les deseo un buen fin de gira y que en un futuro se planteen hacer algo en común fusionando estos temas:


👆👆"Under Fire"    👇👇 "Feel The Fire"


     Destacar que el sonido fue impecable en ambos conciertos, sonó bastante bien durante el concierto y fin, es decir, que al salir de la sala no te llevas ese pitido en los oídos a casa ni estás sordo durante dos días.
   También quería señalar, aprovechando que el día anterior tocaron dos tributos en la misma sala, a los cuales asistí, que hay mucha gente que critica los grupos tributos, que si son copias, que no hay creatividad, que no se les da oportunidades a grupos con temas propios... Aquí tenemos un claro ejemplo. El día anterior, casi se llegó al aforo completo; para el concierto de Bullet y Wild Krash, unas cuarenta personas y creo que siendo generosa, bandas de calidad, una empezando y otra con una trayectoria mayor, y como esas, muchas más. No todos los días puedes ver en tu ciudad a buenas bandas nacionales e internacionales, y es una pena la poca asistencia. Sin menospreciar en ningún momento a los grupos tributos, que yo soy la primera que voy y me gustan.
     Y así, estimado lector, es como viví los conciertos de Wild Krash y Bullet. ¿Vale?


 Arriba, componentes del Equipo EdeM con un tercio de W.K. Debajo, Daniby de SM con la autora de la crónica y las parejas de los músicos sevillanos, siempre apoyando a la banda.



    Texto: Mia Wallace.
  Fotografía: Pablo A. Alarcón 
  Edición digital: José Luis Alarcón P.

Todas las fotos del concierto, en nuestro "Encofrado EdeM", donde subimos todos los álbumes fotográficos de los shows que cubrismo, aquí 👇:

miércoles, 6 de marzo de 2019

We Rock & Kill !! Homenajes dignos.


  Perversion + Aguiwar. Sala Even, Sevilla (27/02/19) 

     Queríamos esta vez no hacer la arquetípica crónica y hemos apostado por un "soplete" a tres bandas, con las impresiones de nuestros compañeros Ignacio Moreno y Pablo Aliscar A. y la compañera Mia Wallace, con fotografía de José Luis Alarcón. Así nos cuentan, en  formato "highlights".
    Pero empecemos recreando algo el ambiente. María es una experta en estos menesteres...

         "Mucho se critica a los tributos, pero era miércoles, víspera de puente, dos tributos, y la sala estaba rozando el lleno. Los primeros en tocar fueron Perversión, con su nombre en grande en la nueva pantalla molona de la sala, y es que eso es prácticamente lo que podía ver. Ya hemos pasado del tipo de metro noventa que se coloca delante de tí, al Hombre-pantalla, aquel que se aferra a la primera fila abarcando tan magnitud de espacio visual que da igual en que punto de la sala te encuentres, no verás nada. Definitivamente, no hay solidaridad para con los bajitos." 



       Vayamos ahora con las impresiones sobre cada actuación.
       PERVERSION.

      En palabras de M. Wallace: "El concierto, bien, breve, temazos, pero se me hizo corto. Sonó realmente guay, el hecho de que fuera una mujer cantando temas de un hombre no influyó para nada a la hora de revivir aquellos clásicos, “Holy Diver”, “We Rock”, “Long live Rock n Roll”; y eso es precisamente lo que descargaron, buena dosis concentrada de Rock and Roll y humor por parte del bajista. El cierre lo puso una apoteósica “Heaven and Hell”, dejando paso a la siguiente actuación." 


      
     Pablo Aliscar, lo resume así. "Destacaría el sonido redondo que consiguieron, de calibre grueso. Cada instrumento en su sitio y cada artista sabiendo lo que tenía que hacer. Buena puesta en escena, con una solvente vocalista comandando la formación, buen rollo entre ellos y con el público que respondió, a mi parecer, de forma quizá no entusiasta pero sí con cierto calor y satisfacción." 



      En cambio, Ignacio Moreno concebió así la descarga de Perversion. "No conectaron con el público que estuvo más bien parado y casi sin corear las letras de los himnos de Dio que todos conocemos. Bastante arriesgado intentar cantar como Dio y la frontwoman superó la prueba con un aprobado (raspado). Me gustó el bajista, cómo marcaba las notas y el ritmo".




      Turno para los locales AGUIWAR.



     "Bestial Aguiwar. Aprovecho la actuación que dieron para volver al tema de los tributos. “No son los originales”, “no tocan igual”, “tocan igual”, “están vivos y en activo”, bla bla bla bla bla, pero ese grupo de versiones hizo que toda una sala se viniera arriba tema tras tema, coreando todos sus himnos hasta el final, con puestas en escena, con intervenciones como la narración del cuento "The Warrior´s Prayer" o la del tipo con espada que subió al escenario, aunque esta información sólo la tengo por fotos que he visto; me rendí con el Hombre-pantalla y lo cambié por el Momento-chupito. Menos criticar y más disfrutar. Y Aguiwar consiguieron que el público disfrutara a tope. En esta ocasión, las luces y efectos de la pantalla le daban un ambiente muy discotequero que nada tenía que ver con la epicidad del concierto." Así de furioso lo condensa Mia W.




  
      "Sabía que iba a ser un show completo, con más canciones que en su debú, donde ya fascinaron a más de uno/a, con alguna sorpresa como el meter narradores y personajes y con mayor seguridad en la ejecución de los temas, porque llevaban preparando el concierto muchos meses, más compactos como banda. Deleitaron a una Sala Even casi abarrotada con los clásicos de una banda que en su momento fue reina (ahora...) Y sí, no soy de grupos homenaje pero a Aguiwar lo que es de Aguiwar: merece verles en directo." De esta manera concluye P. Aliscar.


                                       


Impresiones: Mia Wallace, Pablo Aliscar e Ignacio Moreno.
Fotografía y edición digital: José Luis Alarcón Pérez.


* Todas las fotos de este MetalSarao, en nuestro "Encofrado EdeM", nuestro espacio fotográfico de los conciertos que cubrimos:

Flickr/EdeM/Aguiwar

Flickr/EdeM/Perversion

lunes, 4 de marzo de 2019

Rhapsody of Fire y la ilusión de una nueva etapa.


 
Rhapsody of Fire. Sala Caracol (Madrid) 22/02/19) 
   Serán los números quienes marquen el devenir de esta crónica: era la primera vez que vería a Rhapsody of Fire en una sala, la segunda con la formación actual, la tercera que disfrutaría de su presencia sobre un escenario y mi cuarto concierto de 2019. Nada mal para un viernes 22 de febrero, ¿verdad?
    Se ha instaurado tradición en que el bueno de don Pablo Alarcón, alma mater de Esquirlas de Metal, pise la capital a principios de cada año para disfrutar de algún sarao con sabor a metal; también nos reunimos esta vez con don Íñigo, soriano de pro y autoproclamado portador de la verdad. No sin pergeñar otras opciones, terminamos decantándonos por la mítica banda italiana liderada por Alex Staropoli (Stromboli para los amigos) con ganas de comprobar su vigencia en directo tras la enésima vuelta de tuerca en la formación: llegaban pisando fuerte el batería Manu Lotter, el bajista Alessandro Sala y, por supuesto, el carismático nuevo frontman Giacomo Voli. La expectación generada por el nuevo disco que traían bajo el brazo, "The Eight Mountain", se tradujo en sendos tres cuartos de entrada en la madrileña sala Caracol.
  Venían parapetados por dos bandas, Aquelarre y Thornbridge, de las que sólo alcanzamos a ver el último tema de los alemanes por meras cuestiones de repostaje energético; por ello, al no poder establecer un juicio con fundamento, avanzaremos para desgranar la esencia del encuentro.

    Aunque puede que algunos se sorprendieran, Rhapsody of Fire comenzaron su descarga con la siempre ilusionante "Distant sky", cargada de riffs poderosos y las pegadizas melodías a las que nos tienen acostumbrados los transalpinos: Voli entró como un ciclón en el escenario, haciéndonos partícipes de su potente chorro de voz y dejando claro que ha venido para quedarse. No tuvimos que esperar mucho para disfrutar del primer corte del "The Eight Mountain", pues siguieron con "The legend goes on", una de esas canciones que se meten en tu cabeza y poco puedes hacer para deshacerte de ella; buena ejecución coral, pero destacando más si cabe el juego de piernas de Manu Lotter, con una batería disparada por momentos.

"La banda exhalaba confianza con estos nuevos temas,
 seguros de haber creado una obra que mantenga viva la
 ilusión de los muchos seguidores que arrastran en cada
 cita."
   Volvieron la vista atrás para presentarnos "Dargor, Shadowlord of the Black Mountain", un tema algo más pausado y con un interesante juego de coros, que aderezaron con un medio tiempo como "The Courage to Forgive", efectivo, y con "March Against the Tyrant", quizá una pieza demasiado larga para un concierto de este calibre. La banda exhalaba confianza con estos nuevos temas, seguros de haber creado una obra que mantenga viva la ilusión de los muchos seguidores que arrastran en cada cita.
    No podían faltar canciones como la rápida "Into the Legend", la siempre aclamada "The March of the Swordmaster" (buen contraste respecto a la anterior y coreada al unísono por los allí presentes, para mí uno de los himnos de la banda) y la mítica "Dawn of Victory" (Gloria, Gloria Perpetua), que levantó brazos y cuernos al techo de la sala madrileña. No negaré que, llegado este punto del concierto, vimos a los músicos más estáticos de lo esperado, especialmente al guitarra Roby de Micheli y al teclista Staropoli, que hacían discurrir los cortes sin ese feeling que se esperaba en una noche como ésta; pareciera como si se limitaran a cumplir el expediente.

"Gloria, Gloria Perpetuaaaaa!"...así sonó "Dawn of Victory" en Madrid.
"March of the Swordmaster"
   Todo lo contrario que Giacomo Voli, muy activo y comunicativo desde el comienzo y que intentó meterse al público en el bolsillo con "Sin un adiós", la versión en español de "The Wind, the Rain and the Moon", también del último disco: una pieza intimista en la que su voz se erigió como auténtica protagonista y con la que pudimos disfrutar de sus amplios y limpísimos registros. Un diez para él y mi enhorabuena a la banda por un detalle así; son cosas que se deben agradecer.
   "Rain of Fury" y "Warrior Heart" continuaron las andanzas por ese "The Eight Mountain" que venían a presentar, que dejaron buen sabor de boca entre el respetable; especialmente el primero, más conocido por haber sido el segundo single de adelanto y por su rápida ejecución. Muy buen tema éste, con un estilo que rememora el estilo de los mejores tiempos de la banda. Con la siempre esperada "Holy Thunderforce" y su pegadizo estribillo, que sonó grandilocuente, hicieron el primer amago de abandonar.

    Ellos aprovecharon para tomar un descanso, nosotros para revisitar la barra y esperar con ganas el desenlace de la noche. No tardaron en volver con "Reign of terror", un tema que, personalmente, me dice poquito y que no juzgo por no sesgar la valoración. Llegó por fin la hora de retraer la mirada más de veinte años atrás con "Flames of Revenge" y "Land of Inmortals", del siempre justamente venerado "Legendary tales": melodía y fuerza a partes iguales que hicieron estallar a la sala; daba gusto ver al respetable corear cada estrofa, cada estribillo, muy satisfecho. Entre medias de ambos sonó "Master of Peace", también del nuevo disco, una rápida estocada que narra la visión de un guerrero que se enfrenta a la batalla y pide perdón a su padre por no sentir remordimientos. Sonó genial. Y, como no podía ser de otra manera, el show terminó con el himno "Emerald Sword", que representó el éxtasis general y puso la guinda a una gran noche de Power Metal Sinfónico.

    Buena noche, sí, pero con sentimientos medianamente contradictorios: bien por la nueva formación y por la defensa que hicieron de un nuevo disco del que tocaron siete temas; casi la mitad de la descarga giró en torno al "The Eight Mountain". Destaco la actuación de Giacomo Voli, entregado a la causa, cercano con el público y dando muestras de querer dejar su sello como vocalista de una banda de este calibre; también del bajista Alessandro Sala, concentrado en todo momento y con una sempiterna sonrisa reflejo de lo que disfruta encima de un escenario. Por el contrario, hubo momentos en los que me quedé bastante frío con la actitud de De Micheli y Staropoli; eché de menos un poco más de inmersión en el concierto. Estaba también por allí Alberto Rionda, líder de Avalanch, banda con la que están recorriendo Europa en estos momentos, que bien se podría haber subido a las tablas para hacer de las suyas ante un público fetiche como el madrileño, por ejemplo.
Pablo Alarcón, A. Rionda, Íñigo B. y nuestro cronista Miguel M., segundos antes de entrar en la Caracol.

   Una nota de 7 sobre 10 sería justa para lo visto. Seguiremos desgranando poco a poco el "The Eight Mountain", del que pronto tendremos review en Esquirlas de Metal. ¡Estad atentos!

Miguel Martínez R.