miércoles, 2 de octubre de 2019

"Memento Mori", de Dünedain, o cómo estar unidos en la batalla.


    CRÍTICA L.D.

Material a pulirDÜNEDAIN.
Disco: Memento Mori” (2019).
Procedentes de: Ávila
EstiloPower Metal.
DiscografíaDünedain (Demo, 2004); La luz de mi oscuridad (2007); Buscando el norte I (EP, 2009); Buscando el Norte II: La tierra de los sueños (2009); Buscando el norte (2010); Mágica (2012); Pandemonium (2016); Memento Mori (2019). 
Autor de la reseñaMiguel Martínez


Nuevo disco de los abulenses Dünedain, esperado con muchas ganas tras el gran salto de calidad que supuso el anterior Pandemonium, cuando la entrada de Carlos Sanz marcó un antes y un después en la banda. Hablamos de un grupo ya consolidado, que sigue creciendo a base de tesón y unas composiciones de gran nivel: sí, podemos decir que ya existe un ‘sonido Dünedain’ y lo vamos a desgranar en las siguientes líneas.
Este Memento Mori vio la luz antes de verano, pero por cuestiones logísticas no hemos podido ponernos hasta ahora con la crítica del disco; entre otras cosas, porque quisimos verlos en directo en el Leyendas del Rock, donde se marcaron un gran concierto y donde pudimos comprobar que la respuesta del público es cada vez mayor.

Unidos fue el primer adelanto de esta nueva creación, una canción llena de fuerza y una muestra de intenciones en toda regla: nadie podrá con nosotros mientras estemos codo con codo. Melodías trabajadas, muy onda power metal. Quizá ocho minutos de canción puedan parecer largos para estos tiempos que corren, pero nada más lejos de la realidad: cambios de ritmo, letras comprometidas y unos coros que apuntalan (como si le hiciera falta) la magnífica labor vocal de Carlos. Las partes instrumentales son impecables.

Memento Mori, la canción que da título al disco, tiene un inicio que a todos nos recuerda de inmediato a Iron Maiden. Inequívoco. Memorable juego de voces, con los agudos de Carlos a tope, y un ritmo de esos que marcan; ideal para mover los pelos en directo, donde seguro va a funcionar estupendamente. Mensaje muy positivo, ideal para levantar el ánimo: “sigue disfrutando y lucha por tu libertad, lucha con aquellos que están a tu lado; escucha a voz de aquel que te quiere ayudar, ¡nunca mires atrás! Rompe las barreras del miedo y la soledad, acércate al fuego o acabarás helado; coge bien las riendas de tu vida y sentirás que podrás alcanzar la inmortalidad”. Un temazo en toda regla.


No hay estribillo más pegadizo en todo el álbum que el de A un paso del cielo, corte que va ganando potencia conforme pasan los minutos: comienza con una voz desgarrada de Tony y va subiendo tonos hasta desembocar en el mejor estribillo del disco. Para mí, su mejor canción, de esos temas que entran a la primera y no te cansas de escucharlos una y otra y otra vez. Porque claro, “déjales, déjales que hablen”. Eterno supone el obligado freno a la rapidez de las primeras canciones, un medio tiempo que combina las épicas guitarras de Tony y Mariano con partes más orquestadas, con ligeros cambios de ritmo, pero sin perder fuelle.

En El viento de la batalla colabora el gran Tete Novoa de Saratoga, por lo que, como no podía ser de otra manera, hablamos de heavy metal puro y duro. Heavy metal con mayúsculas. Riffs pegadizos, alternancia de melodías y un estribillo que se te queda grabado. Destacamos aquí la batería de Miguel, que acompaña con velocidad constante y certera. Luchador empieza con riffs rapidísimos, muy ‘trasheros’, para mezclar el power típico de la banda con sonidos rápidos durante todo el tema, que le dan un buen empaque. Especial protagonismo aquí de Carlos, con unos agudos marca de la casa; dimensiones épicas para un estribillo coreado y con personalidad. El agudo final es brutal.


Venus pone la nota mística al conjunto, otro medio tiempo que se diferencia bastante del resto de este Memento Mori, un tema bastante lineal. En Siénteme colabora Rubén Kelsen, de Débler, una balada en la que la presencia eléctrica no entra hasta bien avanzado el tema. No acaba de convencerme el apartado vocal en esta canción, para mi gusto ni la combinación final de ambas voces logra un resultado óptimo. Memento Mori se cierra con Hasta el fin, donde hacen gala de un enfoque folk, con melodías que en partes tocan lo celta, muy animadas. Interesantes coros en el estribillo y buenos solos de guitarra a modo de despedida.

Muy buen disco de Dünedain, que prosigue su estela ascendente y que nos deja muy buen sabor de boca. Heavy metal puro y duro, sin dilaciones, un sonido demoledor. Varios de los temas de este Memento Mori van a funcionar muy bien en directo, y eso es buena señal. Quizá el mayor pero del disco esté en la portada, que me parece (y esto ya es opinión personal) muy por debajo del nivel que debe mostrar una banda con la trayectoria de Dünedain. No me explayaré demasiado en este asunto, pero, para entendernos, creo resumirlo bien cuando digo que la cover es de ‘primero de portadas’. Detalles que una banda con la trayectoria de los abulenses debería cuidar un poco más.

Temperatura del soplete: 800º / 1.000º










Formación: Tony Dünedain (composición, guitarra solista y voz), Carlos Sanz (voz), Miguel Arias (batería), Mariano Sánchez (guitarra rítmica) y Alberto Velasco (bajo).
LP autoeditado.

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