miércoles, 23 de octubre de 2019

Y Los Barones volaron sobre Madrid


Los Barones. Sala But, Madrid (19/10/19) 

     Teníamos muchas ganas y no menos expectativas de saborear la presentación en vivo de Los Barones en una sala madrileña, por todo lo que algo así conlleva: melodías míticas donde las haya, una plaza no siempre fácil para lucirse y un nuevo proyecto que, visto lo visto, ha venido para quedarse. Veníamos de disfrutarlos recientemente en el Leyendas del Rock y, para mí, ya lo dije en su momento en la crónica (aquí puedes leer), fueron uno de los claros vencedores de la edición 2019. No es moco de pavo.

                   Fotografía: @clphoto90 

    Tocaba corroborar las sensaciones ante un público exigente, y lo hicieron. Vaya si lo hicieron. La Sala But registró una buenísima entrada este pasado 19 de octubre, con mucho público fiel a la trayectoria de Barón Rojo y con ganas de comprobar, sobre todo, el estado de forma de Sherpa y el gran Hermes Calabria. Personalmente, creo que el concierto tuvo el equilibrio adecuado entre temas nuevos, clásicos de siempre, de esos que todo asistente espera, y unas cuantas sorpresas que a más de uno sorprendieron gratamente. Pude disfrutarlo con el gran Íñigo, un amigo experto en grupos ochenteros que vino expresamente desde Logroño para la descarga.
      Pero, antes de entrar completamente en harina, permitidme comentar que Sherpa es uno de los músicos más profesionales que he tenido la suerte de disfrutar en directo; siempre que le he visto deja para la posteridad alguna perla que demuestra su sencillez, su humildad y su grandeza como artista. ¿Qué hizo en esta ocasión? En el intervalo entre dos canciones, el público empezó a gritar ‘Sherpa, Sherpa’ como agradecimiento a la descarga y él, sin dudarlo un segundo, dijo ‘Sherpa, no. ¡Barones, Barones!’, señalando al resto de la banda y dejando claro que la grandeza de un grupo radica en la unión entre los miembros. Para mí, un detallazo. Chapó, Sherpa, chapó.

Fotografía: Miguel Martínez. 

       Abrían la noche Las Madres, un grupo al que no pudimos ver por cuestiones logísticas pero que, a tenor de lo que hemos podido leer en otras webs especializadas, calentaron bien al público para la llegada del plato fuerte de la noche. Los Barones salieron a escena puntuales, a las 21.30h, previa emisión en la pantalla de fondo de imágenes sobre la Primera Guerra Mundial, para abrir la velada con la mítica "El Malo", un tema con estribillo coreado al unísono por el público expectante; siempre me ha gustado mucho el cambio de ritmo hacia sonidos veloces que incluyen al final de la canción, auténtica marca de la casa. "Barón Rojo" puso una pizca más de nostalgia para contraponer la novísima"Vive Hoy", del disco que lanzó este año la banda, y que aboga por romper con el pasado para mirar al futuro con pasión y energías renovadas. Muy buena acogida a pesar de ser su single más reciente.
      El saxofón de Pablo Castaño le otorgó un toque especial a "Son como hormigas", una de esas letras que no pierden actualidad por mucho tiempo que pase, y dio pie a la llegada de "Breakthoven", ese antihéroe incomprendido con el que todos nos hemos sentido identificados alguna vez; para mí, uno de los mejores cortes de la banda. Veíamos a Sherpa, Sergio (guitarra), Marcelo (guitarra) y Hermes muy compenetrados, sabedores de lo especial que estaba resultando la noche. Para "Tierra de nadie" contaron con una nueva colaboración, en esta ocasión de Alexis Hernández al teclado, que participó un par de veces más a lo largo del concierto.

                Fotografía: @clphoto90 

    Y fue aquí cuando decidieron deleitar al personal con algunos temas quizá menos conocidos, pero no por ello de menor calidad; esa dosis de sorpresa es algo que siempre espero cuando asisto a un concierto. Así, fueron desgranando una tras otra "Por vez primera" (según dijo Sherpa, “el único tema de amor que hemos escrito”), "Mil años luz", "Paraíso terrenal" (un tema “que podríamos decir que casi casi es nuevo, por las pocas veces que lo hemos tocado en directo”, dijo Sherpa, en el que tuvo unas ácidas palabras para Trump y su particular y peligrosa visión del mundo) y "Se escapa el tiempo". Me resultó tan curioso como gratificante que en este tramo del concierto hubo varias personas que preguntaron a Íñigo (yo incluido, había alguna que no conocía) cuál era esta o aquella canción y él iba ofreciendo la respuesta adecuada, hasta el punto de que un chico llegó a decirle que era “una biblia baroniana”. No era para menos…



     "Con botas sucias" volvió a llevarnos por el terreno de los grandes clásicos de la banda con ese estribillo que siempre se canta a voz en grito, al igual que la animada "Campo de concentración", otra gran sorpresa que me llevé esa noche. Un largo solo de Sergio precedió "Siempre estás allí", personalmente la canción que más me gusta de la banda, y que disfruté a lo grande de principio a fin: qué melodía, qué letraza, qué emotividad al entonarla. Un merecidísimo 10 y una de las mayores ovaciones de la noche al recordar que “si no estuvierais siempre allí, todo esto no sería posible”.
     Más sentimiento a flor de piel con las emotivas "Cuerdas de acero" y "Concierto para ellos", himnos de Barón Rojo que no te cansas de escuchar por más tiempo que pase. Clásicos por derecho propio. En "Larga vida al rock al roll" fueron alternando voces entre Sherpa, Sergio y Marcelo, algo que, la verdad, no terminó de gustarme; es un tema demasiado importante como para hacer algo así… aunque fue recibido con un fuerte coro de “Oe, oe, oe, oe” por parte del respetable, por lo que queda comprobado que hubo muchos más que pensaban diferente. 


Y llegó el momento de los bises: la inmejorable "Hijos de Caín", la esperada "Resistiré" y la gamberra "Los rockeros van al infierno", toda una declaración de intenciones que sigue vigente (y seguirá) desde hace casi cuarenta años. Un fin de fiesta por todo lo alto que sirvió para demostrar que estos grandes músicos continúan vivos, muy vivos, y que su compromiso y buen hacer sobre el escenario sigue intacto. Una presentación en Madrid por todo lo alto, con un sonido increíble en todo momento y con cuatro músicos que dan todo lo que tienen para agradecer a sus seguidores la fidelidad y el reconocimiento que siempre les hemos demostrado. No han podido elegir mejor el nombre para la gira ¡No habrá final! Porque cuerda tienen, y para rato. Este sábado 26 estarán otros compañeros de Esquirlas de Metal disfrutando de Los Barones en Sevilla en lo que promete ser una nueva noche de inmejorable música rock. ¡Os lo contaremos!

                  Fotografía: @clphoto90 

PD: Más allá del concierto, quiero hacer una mención especial a la peña del Rock Boulevard de Leganés, que nos alegraron de lo lindo la velada post-concierto con unas conversaciones de primer nivel sobre rock español. Porque hasta con un whisky en la mano se pueden aprender cosas si tienes la suerte de rodearte de buena gente.


Miguel Martínez.

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